A la hora de iniciar un negocio es frecuente plantearse: ¿tengo que montar una empresa? En algunos casos, sí, puede ser conveniente, pero en otros muchos no resulta necesario.
Para nosotros, escoger la forma jurídica adecuada es SUSTANCIAL para su desarrollo desde un punto de vista económico, operativo y de responsabilidad.
Es la forma jurídica más sencilla y económica (generalmente) para desarrollar una actividad sin asociados y sin la asunción de grandes riesgos empresariales que puedan afectar a tu patrimonio personal.
No incluye obligaciones mercantiles y se simplifica la complejidad de las operaciones desde el punto de vista tributario.
Es la forma más común de desarrollar un negocio cuando hay asociados y cuando se va a necesitar de una cierta estructura de medios materiales y humanos que implique la asunción de riesgos patrimoniales.
Como grandes ventajas destacamos:
Es una figura que implica mayores obligaciones legales en materia mercantil (contabilidad, inscripción de acuerdos en el Registro Mercantil, legalización de libros, depósito de cuentas anuales, etc.) y una mayor complejidad tributaria por el mayor número de operaciones vinculadas y societarias.
No dudes en consultarnos y te ayudaremos a resolver a todas tus dudas.